Identidad Cultural Llanera
Origen Étnico Del Llanero
Población:
Hablar de la etnia
llanera, es referirse a un sincretismo de razas donde predomina el elemento
mestizo, fruto de la unión entre español e india; cruces que continuaron
reproduciéndose entre mestizos o entre varones mestizos e indígenas puras,
cuyos descendientes se conocen en nuestro medio como “atravesados”.
En lo
correspondiente al llanero araucano, sus factores genotípicos más acentuados
son los provenientes del mestizaje surgido en los llanos venezolanos y del
mestizaje propio de la región andina colombiana, admitiendo a través del
tiempo, pigmentos de tipo europeo (prominentemente italiano), árabe (sirio –
libanés) y de tipo negroide (del litoral Atlántico Africano).
Es esta fusión
de sangres, donde afianza el llanero araucano sus raíces étnicas.
HATO: El hato ha sido por antonomasia, la
unidad productiva del habitante del llano, en consecuencia, llegó a
constituirse en el núcleo principal de la diseminada vereda.
El hato
dispensaba a los vecinos menos pudientes, trabajo fijo o temporal según el caso
y también producía por encargo: sillas, aperos y algunas herramientas a los
lugareños.
TRABAJO DE LLANO: El “trabajo de llano” giraba siempre
en torno al hato, ya que como unidad mayor, era en sus corrales donde se
encerraba el ganado perteneciente a los rodeos de todo el vecindario. Esto, con
el objeto de marcar con el hierro al rojo vivo, la respectiva becerrada. Para
ello, los peones entran al corral, enlazan y manean en el suelo al becerro que
van a marcar con el hierro de su dueño. Para asegurarse de dicha pertenencia,
observan cuidadosamente la marca que tenga la vaca madre, con la cual anda
apareado el becerro. Después que lo inmovilizan, le colocan el hierro en la
pierna y lo señalan en las orejas, con los cortes que el propietario acostumbra
hacerles allí (elevado, horqueta, tronce y taravita). Una vez terminada la
faena, se abre la puerta de la majada y se suelta el ganado, para proceder a
buscar otro rodeo y traerlo al corral.
La vida en el
hato es de notoria sencillez.
VIVIENDA: El llanero construye sus casas de
palma y bahareque; con una amplia sala frontal, con bancas de madera o
taburetes de cuero y en un rincón, el inefable tinajero. Dicha sala, por el
frente y por los lados, está encerrada
por paredes bajas, o sea, lo que se denomina en el entorno “media
pared”.
A continuación
de la sala, siguen una o dos amplias alcobas, cortadas en el extremo por la
cocina y el comedor, el cual se levanta en forma de escuadra o de “martillo”.
A la entrada
del paradero siempre hay una caballeriza, o sea, una casa escueta con techo de
palma y levantada en horcones. En la misma, cuelgan garabatos para que al
entrar el llanero con su cabalgadura, pueda desaperarla allí, colocando la
silla, el freno y demás arreos en los respectivos garabatos y travesaños
dispuestos para tal fin.
VESTIDO DEL LLANERO:
El vestido corriente
del llanero es sencillo: pantalón hasta debajo de la rodilla, denominado
“tuco”; cuando el pantalón es largo, suele enrollárselo a mitad de pierna. Usa
camisa manga corta y el infaltable sombrero. Por lo general anda descalzo, y
ocasionalmente, usa alpargatas de hilo negro y suela de cuero.
La mujer
tradicionalmente ha usado vestido sencillo de pequeño escote y falda a la rodilla,
confeccionado con telas estampadas. Se calza con zapatos cerrados, de tacón
bajo, con sandalias o alpargatas de suela de cuero o de hilo; ocasionalmente,
anda descalza.
MUJER LLANERA:
Es la encargada de
realizar y dirigir las actividades hogareñas y la de mayor influencia en la crianza de los hijos.
Los alimentos
más comunes que la mujer criolla prepara son: picadillo; pisillo de chigüire,
de pescado, de carne seca; sancocho de carne fresca, de carne seca, de gallina,
de pato; marrano frito con arroz seco y plátano maduro cocido; carne asada;
cachicamo asado; hayacas; tamales; tungos de arroz y de mazorca; mute; arepas
con queso y arepas con chicharrón.
EL LLANERO: Fuera del cuidado del ganado, el
llanero se dedica al ordeño, a la quesera, al arreglo de los potreros a la
siembra y limpieza del conuco y también a la caza y a la pesca.
El llanero
como artesano, pica y confecciona sus propias sogas, bozales, gasas y sueltas,
así como también, sus cabrestos, cinchas y falsetas, con las crines acumuladas
al peluquear sus cabalgaduras.
GANADERÍA: La ganadería araucana provino de los
llanos venezolanos, traída por los reseros barinenses y guariqueños que se
aposentaron con sus familias y peones, a este lado del río Arauca, donde la
feracidad de las sabanas y la abundancia y pureza de sus aguas, hicieron
prosperar los hatos; todo ello, aunado a la competencia y baquía de sus
fundadores en las faenas del llano. Por eso nuestro llanero araucano,
desarrolló costumbres eminentemente pastoriles, las que con ayuda del caballo,
su insuperable y fiel compañero de brega, lo llevó a cimentar esa orgullosa
cultura ecuestre que lo ha caracterizado:
“Sobre los llanos la palma,
sobre la palma los cielos,
sobre mi caballo, yo,
y sobre yo: ¡mi sombrero!”.
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